La demanda en la atención de la salud mental va en aumento, especialmente tras la pandemia, pero no hay suficientes psiquiatras en la sanidad pública, ni equidad en el acceso. La Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (SEPSM) urge a tomar decisiones a corto, medio y largo plazo.
EFE/ Juan Ignacio Roncoroni
Así se recoge en el recién publicado Libro Blanco de la Psiquiatría en España que ofrece datos reales de la situación de esta especialidad médica para que se tomen decisiones, la principal es incrementar el número de psiquiatras en la red pública de atención a la salud mental.
En la presentación de este documento, el ex presidente de la SEPSM, Celso Arango, ha afirmado que hace falta que se incorporen entre 370 y 565 psiquiatras al año en los próximos cinco años, un total de 1.850, para alcanzar en el próximo lustro ratios óptimas de entre 13 y 15 psiquiatras por cada 100.000 habitantes.
En España hay en la actualidad 4.393 psiquiatras en la red pública de atención a la salud mental, lo que supone una ratio de 9,27 psiquiatras por cada 100.000 habitantes. Esa ratio asciende hasta 11,5 si se incluyen los 1.036 psiquiatras en formación.
Unas cifras que alejan a España de la media europea: Portugal (14), República Checa (15), Bélgica (17), o Dinamarca, Reino Unido e Irlanda (19); y a años luz de la realidad de otros países vecinos más avanzados como Austria y Suecia (22), Francia (23), Noruega (26) o Alemania (28).
Y los psiquiatras advierten de que esta situación puede empeorar ya que se prevé que en los próximos cinco años se produzcan unas mil jubilaciones dado que un 20,8 % de profesionales en activo son mayores de 60 años, mientras que el 6,7% ha superado ya la barrera de los 65 años.
Además, la mayoría de los psiquiatras en España ejerce en el ámbito ambulatorio (61,2 %), solo el 53,6 % tiene plaza fija, el 84,8 % ejerce en adultos y el 92,7 % tiene jornada completa.
Inequidad en el acceso a los servicios de salud mental
La SEPSM alerta también de un “grave problema de inequidad” en el acceso a los servicios públicos de salud mental en función de las comunidades autónomas.
Según se refleja en el Libro Blanco, hay regiones como el País Vasco y Cataluña que ya se encuentran en ratios óptimas (15 y 13,3 psiquiatras por cada 100.000 habitantes, respectivamente), mientras que en otras zonas como Melilla (4,7), Ceuta (5,9), Comunidad Valenciana (5,9), Andalucía (6,2), Extremadura (6,8) o La Rioja (6,9) la situación es más problemática.
La brecha autonómica en los recursos humanos se abre también en los asistenciales y en la facilidad y calidad de acceso al sistema. A nivel estatal, existe la Estrategia en Salud Mental 2022–2026 y el Plan de Acción en Salud Mental 2022–2024, pero no hay una Estrategia Nacional de Suicidio o de Humanización de la asistencia.
Mientras que a nivel autonómico todas las comunidades disponen de Estrategias o Planes en Salud Mental, 15 de ellas tienen estrategias o planes de adicciones, 14 de suicidio y 7 de humanización. Diez han integrado la red de salud mental y la de adicciones.
Precisamente esta falta de integración de ambas redes es uno de los grandes problemas en la atención de las personas con un trastorno mental: “Una persona con un determinado trastorno recibe una atención duplicada y en paralelo por parte de dos sistemas de salud que no están integrados, es poco eficiente”, ha resaltado Arango.
Una buena noticia ha sido la creación en 2022 de la especialidad de psiquiatría infantil y de la adolescencia, aunque todavía existen pocas unidades docentes en España para formarse.
Las propuestas para revertir la situación
El Libro Blanco recoge una serie de propuestas para actuar a corto, medio y largo plazo.
Recomendaciones sobre el incremento de los recursos humanos y asistenciales:
• Optimizar la planificación y refuerzo de los recursos humanos, asistenciales y tecnológicos, desde un planteamiento multisectorial, asignando un presupuesto adecuado y definiendo un sistema de monitorización.
• Incrementar el número de psiquiatras que ejercen su actividad profesional en España, así como asegurar su distribución adecuada en las diferentes CC. AA.
• Incrementar y fortalecer la red de recursos asistenciales de atención a la Salud Mental y su accesibilidad, abordando las diferencias entre CC. AA. para fomentar la equidad y acercarnos a las ratios europeas.
• Incrementar el número de camas de hospitalización breve, de media y larga estancia, para hacer frente a la demanda y reducir las listas de espera, así como de las plazas en los hospitales o centros de día.
• Promover iniciativas de apoyo a la Salud Mental en el lugar de trabajo.
• Impulsar la humanización de los espacios (hospitalización y ambulatorios) y de los procesos asistenciales.
Organización asistencial y coordinación
Recomendaciones para organizar a los psiquiatras en la atención a la salud mental:
• Coordinar y normalizar las carteras de servicios en Psiquiatría en las CC. AA.
• Reforzar la coordinación sociosanitaria e intersectorial.
• Potenciar la transformación digital de los Servicios de Salud Mental, los sistemas de información y el registro de datos de los pacientes.
• Diseñar un modelo de atención escalonado y colaborativo para la organización de la prestación de los servicios.
El presidente de la SEPSM, Manuel Martín Carrasco, ha considerado que todas las medidas tomadas en pro de mejorar la atención a la Salud Mental serán, en su opinión, “inútiles”, si no van acompañadas, además, por “una reflexión profunda sobre la prestación de la atención psiquiátrica en un contexto multiprofesional y se lleva a cabo una reorganización con un nuevo modelo de funcionamiento y de distribución de tareas”.
Desafíos y barreras
La SEPSM resumen así las barreas y desafíos a los que se enfrenta la especialidad, como un incremento progresivo de la prevalencia de los trastornos mentales; elevadas listas de espera o falta de visibilidad de los psiquiatras en la atención pública de la salud mental.