Resiliencia y discapacidad: «Soy un tipo afortunado»

Salud

La psicóloga Raquel Tomé inicia una serie de artículos bajo el título genérico “Resiliencia ante la adversidad”, que comienza abordando la discapacidad con Pablo Delgado de la Serna, fisioterapeuta. Raquel Tomé ha publicado anteriormente en EFEsalud la serie “Resiliencia: cuerpo a cuerpo con el virus”, donde analizó la experiencia de colectivos que afrontaron duras vivencias en la pandemia de la covid.

Resiliencia y discapacidad: Soy un tipo afortunado

por Raquel Tomé

¿Podríamos afirmar con rotundidad cada uno de nosotros que: “La vida bajo cualquier circunstancia es maravillosa”, incluso si padeciéramos por ejemplo una enfermedad crónica renal incurable desde la más tierna infancia, hubiésemos sido sometidos a 31 operaciones a lo largo de 47 años de vida (tres de ellas un trasplante de riñón fallido), viviéramos con dolor crónico y estuviéramos en lista de espera sabiendo que el tiempo no corre a nuestro favor?

¿Podríamos defender algo semejante en contra de la creencia generalizada “Solo si tengo salud puedo ser feliz” y gritar al mundo: “Soy un tipo afortunado”.

Pues bien, hemos entrevistado al autor de esta sorprendente afirmación, Pablo Delgado de la Serna, fisioterapeuta; esposo de Sara, padre de una preciosa niña de 4 añitos, Amelia; profesor de Universidad, enfermo renal desde los seis meses de edad y con un 81 % de discapacidad, para que nos explique en primera persona cómo logra en su día a día trasformar la adversidad o la experiencia difícil de estar enfermo y lidiar con las limitaciones y las pérdidas a las que la dura enfermedad le somete y aún así convertir todo ello en una esplendorosa oportunidad para el crecimiento. Nada fácil.

Resiliencia y discapacidad: Diario de un trasplantado

A Pablo lo conocí a través de un libro “Diario de un trasplantado” que más que un libro habla de una forma de vivir, una forma de enfrentarse a la vida y así se lo hice saber cuando nos reunimos en una soleada cafetería de la Universidad Francisco de Vitoria de Madrid, una alegre mañana de otoño. Reflexionaba asombrada que podría haberle añadido el subtítulo: “Manual práctico de resiliencia para la vida” o “Lecciones de resiliencia” porque de eso va, de lo esencial, aquello que es invisible a los ojos.

La entrevista descarriló desde el principio porque el que llegó haciendo las preguntas fue él y planteó una de las difíciles: ¿Qué le digo a una niña de 4 años cuando te pregunta: “papá te vas a morir”?

Confieso que me pilló con el pie cambiado, así que empezamos más que una entrevista, un encuentro amable y una absorbente e intensa conversación sobre las cuestiones trascendentes de la vida, esas a las que cada uno de nosotros debemos hallar nuestras respuestas, aquellas que nos ayudan a vivir un poco mejor y a llenar de sentido la vida como: ¿se puede encontrar sentido al sufrimiento?, ¿cómo explicamos la muerte a una niña?, ¿cómo nos despedimos si aún queremos seguir aquí cuidando de los nuestros?

Respuestas que Pablo ha ido arrancando con paciencia de orfebre a las entrañas fértiles de la vida y las desarrolló de forma magistral en su libro que nació como una transcripción literal de unos videos grabados en la primera embestida de la pandemia para ayudar a sus amigos presos de angustia y desconcierto.

Él sabía muchísimo de aislamiento debido a sus frecuentes hospitalizaciones, dos o tres semanas más o menos cada año. Y, conocía que la capacidad de adaptación ante los cambios, es una de esas habilidades blandas más prácticas para nuestro día a día, y no sólo como signo inequívoco de resiliencia, también lo es de inteligencia, según el científico Stephen Hawking.

Este libro esperanzado, conectado con la acción, esa genuina facultad de hacer milagros, discurre como en una buena ópera en un “in crescendo”, empezando por los consejos razonables y prácticos en tiempos de pandemia como, por ejemplo: la necesidad de mantener una rutina en el día a día, ordenar el sueño, la comida y hacer algo de ejercicio pasa a plantear cuestiones profundas de mayor calado que implican una instrospección sólo posible cuando “paras”, te abstraes del “mundanal ruido”, dejas de correr para centrarte en el momento presente y experimentar la vida en profundidad.

Pablo Delgado de la Serna con la psicóloga Raquel Tomé/Foto cedida

Resiliencia y discapacidad: La entrevista

¿Las desgracias son buenas?

Tolentino Mendonca dice que: “Con frecuencia el sufrimiento debe excavar primero en nosotros la profundidad que después vendrá a llenar de alegría”. Esta afirmación refleja toda una filosofía de vida que veo con toda claridad. Es como cuando algo negativo se trasforma en una bendición pero no lo sabes, sólo lo descubres a la larga. Hay que confiar en que las cosas servirán para algo.

También abogo por pensar en la “metáfora de la reja”, como si cada uno de nosotros fuéramos una barra de hierro candente en manos de un forjador. La vida nos golpea, nos da duro, estamos aturdidos y no sabemos por qué tenemos que tener ese sufrimiento. Pero un día los golpes cesan, nos miramos en el espejo y descubrimos que sin saber cómo nos hemos convertido en la reja más bonita de Castilla. Esos golpes sólo estaban ahí para desprendernos de lo superfluo y quedarnos con lo esencial. Somos lo mismo, pero completamente distintos. No creo que tengamos que centrarnos tanto en buscar el por qué de las cosas sino en el para qué. ¿Para qué me ha servido esto? ¿Qué he aprendido yo de esto?

¿Cómo enfrentas la experiencia de la enfermedad y la conciencia de la muerte?

Todos nos vamos a morir, lo único es que algunos somos más conscientes que otros. Si habláramos de la muerte desde que somos pequeños cambiaríamos nuestra forma de vivir. Yo lo fuí con 16 años cuando un médico me dijo que si durante una semana no recibía diálisis me moría. En ese momento me dio un giro la cabeza porque estaba en otra. Pero con lo años descubres que saber que la muerte está ahí te mejora la vida. Uno entra en la mística del instante presente, te la aligera porque te liberas de muchas angustias y anticipaciones sobre el futuro y te dedicas a vivir con intensidad el momento presente, a exprimirlo porque es lo que tienes. Y, también a agradecerlo.

¿Qué es la felicidad?

Si hay algo que nos ha enseñado la pandemia es que podemos vivir sin todas esas cosas que considerábamos imprescindibles. La sociedad nos vende placeres efímeros como si fuera la felicidad y la gente que más se deja enganchar es la que tiene una vida más vacía, busquemos lo bueno. La felicidad es un camino arduo, pero se puede conseguir e intentar que las situaciones difíciles nos conviertan en mejores personas.

Dices que, si llevas mejor que otra gente tu situación es porque has hecho un gran esfuerzo personal, que no dejas de trabajar dentro de ti mismo ¿Cuál es el papel de la actitud? ¿Crees que el ser humano es co- creador de su destino y su vida?

La vida no es como viene sino como la afrontamos. No podemos estar analizando siempre las cosas y quedándonos con lo negativo de las experiencias. Tenemos que buscar las pepitas de oro, buscar siempre lo positivo. Dar tiempo para la reflexión y la meditación cada día de todas esas cosas extraordinarias que tenemos. Yo por ejemplo tengo una mujer maravillosa que ha elegido estar con un enfermo, mis padres, mis hermanos, mi hija no han podido elegirlo, pero ella me elige a mí cada día. Eso es extraordinario. El dar gracias por tener a personas que nos quieren y a las que querer, que nos dan apoyo, un sistema de salud que permite que pueda hacer diálisis todos los días. En otro lugar del mundo esto no sería así. Es importante, agradecer. Poder ser feliz es en esencia una actitud.

¿Qué lugar ocupa la espiritualidad en tu vida?

Es muy importante porque me ha permitido dar una visión trascendente de todas estas experiencias. Donde quizás haya un más allá en donde todo esto sirva para algo o cuando yo no esté, sentir que puedo seguir cuidando a mi familia desde otro lugar.

Una buena manera de saber lo que es importante para cada uno de nosotros en la vida es preguntarnos: Si nos dijeran la fecha en la que vamos a morir, ¿cómo viviríamos?

Pablo Delgado de la Serna con su mujer, Sara, y su hija Amelia/Foto cedida

La claridad de Pablo

Pablo Delgado de la Serna lo tiene claro y nos conmina sabiamente a explorar poner en práctica a diario aspectos cómo:

* Agradecer

* Buscar lo positivo

* Centrarnos en lo que sí podemos hacer

* Mirar hacia el futuro con esperanza,

* Intentar ser optimista

* Apreciar las cosas pequeñas que nos hacen crecer

* Practicar la comprensión

* Tener paciencia y conectarnos con “los tiempos” y los “procesos naturales” que tienen las cosas

* Tomar perspectiva de lo vivido

*Valorar el momento presente

Porque, al fin y al cabo, cada vez que pensamos en los logros más relevantes que hemos conseguido en la vida y tomamos nota de las fortalezas que pusimos en práctica, inauguramos un patrón vital. Y, esto nos trasforma en personas RESILIENTES, plenas de sentido vital. En el caso de Pablo con tal intensidad que encarna la bella y heroica frase de Santa Teresa: “Vivamos de tal manera que no tengamos miedo a morir”.

Portada del libro de Pablo Delgado de la Serna

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