Congelar alimentos ha sido una práctica común para conservarlos y evitar el desperdicio de comida. Sin embargo, no todos los alimentos se benefician de este proceso y pueden perder propiedades y su sabor original, de acuerdo con la Clínica Mayo de Estados Unidos.
Es importante seleccionar correctamente qué alimentos congelar y cuáles no. Uno de los principales alimentos que no deben ser congelados son los huevos crudos. Estos pueden expandirse o incluso explotar, lo que facilita la contaminación con la bacteria Salmonela.
Las salsas que contienen huevos, nata y harina, como las mayonesas, la salsa rosa y la bechamel, tampoco son adecuadas para la congelación. Además de alterar sus propiedades y textura, el proceso de congelar y descongelar puede hacer que se corten, lo que podría suponer un riesgo para la salud.
Los productos lácteos como el yogur y el queso tampoco se recomienda congelarlos, puesto que su sabor se vuelve más agrio y la textura cremosa se pierde. El queso puede desmoronarse y es difícil de cortar una vez congelado.
La congelación de papas crudas también afecta su textura y sabor. Si se congela sin cocinar, la fécula se descompone y pierde su textura característica. Las papas cocidas pueden ser congeladas, pero su textura será suave y casi insípida después de descongelarlas.
Las lechugas y verduras crudas como el tomate, el pepino y el rábano también pierden su esencia al congelarlos. Su alto contenido de agua y su estructura celular se dañan, lo que resulta en oxidación, pérdida de textura y sabor amargo.
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Puro Vinotinto
Con información de medios internacionales y redes sociales
Fuente de imagen referencial: Pixabay
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