LA NUEVA FILANTROPÍA ANTE LAS NUEVAS GENERACIONES

Ambiente

Madrid, 20 de diciembre de 2023


 

La filantropía ha sido un componente crucial en el tejido social durante décadas, desempeñando un papel esencial en la construcción de comunidades más fuertes y sostenibles. En la actualidad, aunque hayan abarcado otros roles y estrategias dentro de las empresas, los directores de Sostenibilidad o dirses siguen desempeñan un papel fundamental en la promoción y ejecución de iniciativas filantrópicas dentro de las organizaciones. Para dar visibilidad a este aspecto de las iniciativas ASG, desde DIRSE hemos recopilado los principales datos del Barómetro de la Filantropía Privada en España, realizado lo la Asociación Española de Fundraising; y del estudio sobre la relación de la Generación Z con el tercer sector, elaborado por La Fundación Botín, junto a Darwin & Verne Mazinn, Flecher.co y Work for Social.

 

Según el Barómetro de la Filantropía Privada en España, las donaciones de medio y alto importe han aumentado levemente su importancia en la financiación estratégica de proyectos sociales, tanto en España como a nivel global. En el período analizado por el barómetro, que se sitúa entre 2017 y 2021, el número de donantes con gran capacidad económica ha crecido un 11%, pasando de 7.223 a 8.027 los que realizan aportaciones de nivel medio-alto, y de 319 a 354 los de nivel alto. No obstante, el estudio revela que en España muy pocas personas hacen donaciones de altos importes, aunque pueden colaborar con más de una ONG.

 

Ya el estudio sobre la relación de la generación Z con el tercer sector arroja luz sobre cómo la filantropía evoluciona en respuesta a las cambiantes dinámicas generacionales. La llamada Gen Z, conocida por su activismo y conciencia social, busca empresas que no solo sean rentables, sino también éticas y socialmente responsables. Sin embargo, el 84 % de las ONG siente dificultad a la hora de atraer a este público a sus causas sociales.

 

LA FILANTROPÍA PRIVADA EN ESPAÑA

 

El informe, publicado por la Asociación Española de Fundraising, ofrece un mapa de donaciones según las bases de datos de las ONG, los resultados de la encuesta sobre filantropía y los perfiles de grandes donantes en España. Sus conclusiones indican que el prototipo de persona que ejerce la filantropía no debe definirse por la cantidad de dinero aportado, sino por las características cualitativas de su actividad solidaria, en particular por su implicación más allá de lo monetario.

 

 

El estudio revela datos importantes como:

– Los donantes de nivel alto y medio-alto han aumentado un 11% entre 2017 y 2021, representan el 0,05% del total y sus aportaciones suponen el 1,8% de los ingresos de las ONG.

– El perfil medio del gran donante es un hombre de entre 50 y 70 años, con estudios superiores, perteneciente a un hogar de clase media o media-alta y con un gran nivel patrimonial.

– Los grandes donantes se concentran sobre todo en Madrid (42,6%) y Cataluña (20,2%), seguidas por País Vasco (8%), Andalucía (6,5%), Comunidad Valenciana (4,6 %) y Navarra (4,2%).

 

 

Desde la perspectiva de la captación de fondos, el au­mento del conocimiento y la cercanía respecto del tercer sector y las actividades sociales contribuyan a que realicen do­naciones más influyentes a lo largo de sus vidas. Asimismo, la causa es importante para la gran mayoría de los donantes de alto importe, realizando así, un análisis de las organizaciones en busca de saber si son transparentes, eficaces y buena reputación.

 

El informe destaca cinco grupos de donante:

– Filántropo ideal: se siente identificado como filántropo y le dedica mucho tiempo a la filantropía. Su contribución está basada en los beneficios de empresas y ganancias de inversión. Son esencialmente personas casadas o que viven en pareja, casi exclusivamente con una educación superior.

– Profesional de éxito con vocación solidaria: no se siente muy identificado y no le dedica mucho tiempo a la filantropía. Su donación está vinculada a las ganancias por las actividades profesionales por cuenta propias. Suelen ser personas divorciadas.

– Súper clase media: no se siente muy identificado, pero entra en la media del tiempo de dedicación a la filantropía. Las contribuciones suelen estar basadas en actividades de empleado por cuenta ajena y fondos heredados. Usualmente, son personas solteras con una educación de primaria.

– Donante espontáneo: Se siente algo identificado como filantrópico, pero apenas le dedica tiempo a la filantropía. Las donaciones suelen estar vinculadas a actividades de trabajo por cuenta propia o ajena. Cumplen un perfil
de personas casadas o que viven en pareja y tienen una educación secundaria.

– Benefactor: no llega a sentirse filantrópico, pero le dedica mucho tiempo a esta. Sus contribuciones están basadas en los beneficios de empresas, herencias y ganancias de inversiones. Suele ser personas viudas.

 

LA GENERACIÓN Z Y LA FILANTROPÍA

 

El estudio de la Fundación Botín, que tiene la finalidad de ayudar a las ONG a elaborar sus estrategias de captación y fidelización para conectar mejor con la Generación Z, ha revelado que los más jóvenes perciben las grandes organizaciones como instituciones lejanas y con modelos de gestión y comunicación poco transparentes y anticuados.

Al respecto, estacamos los siguientes datos:

– El 59% de los jóvenes menores de 35 años se ven motivados a colaborar económicamente, si la ONG se acerca de una manera innovadora a ellos.

– El 47% de los jóvenes creen que las ONG deberían ocuparse primero de las necesidades existentes en nuestro país.

– El 63% considera que las ONG responden de forma más rápida cuando ocurre una catástrofe que un organismo oficial.

– El 43% prefiere colaborar con una ONG antes que, con otras instituciones, cuando se solicita ayuda urgente ante una catástrofe.

– El 49% dice temer que el dinero que se dona a las ONG pueda no acabar llegando siempre donde se necesita.

– El 43% de los jóvenes que sí han colaborado con ONG en alguna ocasión lo han hecho colaborando como voluntariado puntual.

– El 84% de las ONG admiten que sienten dificultad a la hora de conectar con la Gen Z.

– El 92% de las ONG no tienen ningún Gen Z (1995 – 2010) involucrada en la gobernanza.

– El 84% de las organizaciones admite que siente dificultad a la hora de conectar con la Generación Z y un 81% indica que es un tema importante para su ONG.

 

Según el informe, existen barreras que impiden fomentar la participación por parte de los jóvenes:

– La falta de atención, motivación, sensibilización y compromiso hacia las causas sociales.

– Las barreras económicas y falta de poder adquisitivo.

– Diferencias en el uso y manejo de las tecnologías y plataformas digitales.

 

 

Las conclusiones del estudio apuntan que, aunque la participación de la Gen Z es muy baja, ellos aseguran estar motivados y concienciados con las causas sociales, si bien en su caso parece haber cambiado el modo en que se involucran con ellas. Así, casi la mitad de los jóvenes que han colaborado con entidades del tercer sector en alguna ocasión, lo han hecho como voluntarios puntuales (43 %) o aportando dinero de forma ocasional (44 %). La participación es todavía más baja cuando hablamos de una mayor involucración, ya que el 92 % de las ONG no tienen ningún miembro de la generación Z participando en su gobernanza.

 

 

Todo apunta a que, entre los jóvenes de 20 a 30 años, se ha perdido el modelo de “socio” y tan sólo el 20 % de los encuestados colabora con cuotas periódicas. Entre las razones que les motiva a apoyar económicamente a una ONG, el 85 % coincide en afirmar que la confianza es un factor determinante, así como el colectivo receptor de la ayuda (80 %). Además, el 59 % demanda que las organizaciones utilicen formas más innovadoras a la hora de dirigirse a ellos para solicitar su ayuda. También valoran factores como la transparencia o la cercanía, que permita una comunicación direccional y mayor accesibilidad a la hora de involucrarse en las iniciativas.

 

Aunque los miembros de la generación Z conocen los problemas sociales a nivel mundial, les mueve más el impacto y las necesidades que observan en su entorno más cercano: el 47 % de los encuestados opina que primero deberían cubrirse las problemáticas o necesidades de nuestro país. Asimismo, las siete causas sociales que más les preocupan son:

 

DESEMPLEO JUVENIL: el 45 % de los jóvenes asegura estar preocupado por la falta de oportunidades de empleo, a lo que se suma que solo un 20 % de los universitarios cuenta con un trabajo relacionado con su carrera. Los Z buscan desarrollar sus habilidades, expresar su identidad y contribuir a la sociedad, pero también quieren estabilidad, flexibilidad y conciliación.

 

SALUD MENTAL: la salud mental es otra de las grandes preocupaciones de la generación Z, que en las redes sociales ha encontrado un espacio de apoyo donde compartir sus experiencias personales. Para abordar esta problemática, los Z proponen que todos los sectores se comprometan con esta problemática e inviertan en ella, así como demandan servicios más asequibles y de calidad.

 

AYUDA AL DESARROLLO: los jóvenes quieren participar activamente en la construcción de un mundo más justo, sostenible e inclusivo. Sin embargo, la falta de información, la complejidad de los procesos burocráticos, la escasez de nuevos canales de comunicación y la falta de transparencia en la gestión de fondos y proyectos, dificulta su implicación y participación.

 

EMPODERAMIENTO FEMENINO: las nuevas generaciones utilizan la tecnología como herramienta de concienciación, lo que ha provocado que surjan nuevas formas para trabajar en torno a un tema. Los Z son cada vez más conscientes de la importancia de visibilizar las situaciones a las que se enfrentan las mujeres en su rutina profesional y personal y, en este sentido, abogan por la despolitización de la causa, la utilización de los canales digitales para sensibilizar y por conseguir que se escuche más la opinión de las mujeres.

 

AYUDA A LA INFANCIA: el informe identifica tres problemas principales durante la infancia y la adolescencia en el ámbito psicosocial: de aprendizaje, de comportamiento (España ocupa el tercer puesto de los países con más casos de bullying registrados, y el ciberacoso lleva a autolesionarse al 25 % de los estudiantes que lo sufren), y de salud mental, que han aumentado hasta en un 47 % tras la pandemia.

 

SOSTENIBILIDAD MEDIOAMBIENTAL: el informe sostiene que, teniendo en cuenta que la sostenibilidad ambiental implica un equilibrio entre el desarrollo económico y social, y el cuidado y la protección de la naturaleza, los jóvenes inciden en que, si esta adaptación no es viable, la actividad no debe ser realizada, así como el desarrollo de programas educativos para que los jóvenes puedan adquirir las habilidades necesarias para actuar de forma sostenible.

 

EDUCACIÓN: los jóvenes también muestran inquietud por la falta de igualdad de oportunidades en el acceso a la educación principalmente digital. Abogan por el desarrollo de nuevos modelos educativos verdaderamente equitativos e inclusivos. Reclaman un marco de actuación conjunto entre los equipos directivos, los investigadores, profesores y alumnado para identificar el tipo de educación que estos jóvenes van a necesitar en el futuro para dar respuesta a las necesidades de la sociedad.

 

 

Leer informe completo

Barómetro de la Filantropía Privada en España

La relación de la Generación Z con el tercer sector

 

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