La mitad de los jóvenes afirman no haber recibido educación sexual ni de su familia ni en las aulas 

Educación

Casi el 50% de los adolescentes y jóvenes españoles entre 16 y 29 años declaran no haber recibido educación sexual de calidad ni por parte de sus familias ni en su centro escolar, según cifras procedentes de la investigación ‘Juventud y pornografía en la era digital: consumo, percepción y efectos’, realizada por el Centro Reina Sofía de Fad Juventud. Este dato pone de manifiesto la necesidad de reforzar la educación afectivo-sexual en las aulas, esencial para hacer frente a problemas como el aumento de contagios de enfermedades de transmisión sexual o de los casos de agresiones sexuales entre adolescentes, influenciadas por el consumo de pornografía

La pornografía: la fuente de información sexual de muchos menores

Y es que el 45% de adolescentes y jóvenes declara que tuvieron contacto por primera vez con el porno alrededor de los 13 años. Accedieron a este tipo de contenidos porque sus amigos se lo facilitaron (4 de cada 10 así lo afirma) o porque se lo encontraron sin buscarlo (otros 4 de cada 10). Después del primer contacto, el grupo legitima el acceso y, en adelante, el consumo se produce principalmente en soledad. Así, se llega a que el 62,5% de jóvenes de 16 a 29 años afirma que consume pornografía en mayor o menor medida.

La Mitad De Los Jóvenes Afirman No Haber Recibido Educación Sexual Ni De Su Familia Ni En Las Aulas 

Sobre el tipo de contenidos consumidos, el 45,6% de adolescentes y jóvenes visualiza escenas  que muestran desnudos integrales y actos sexuales —sin violencia clara — con mucha o cierta frecuencia. Le siguen los contenidos con desnudos integrales, pero sin actos sexuales explícitos; y los contenidos eróticos, que son consumidos a menudo por el 30%, sin desnudos ni sexo explícito. Respecto a los contenidos a los que además se les suma violencia física o verbal, son vistos con asiduidad por el 24,7% de los jóvenes y un 16,6% reconoce que consume porno con alta violencia y humillaciones con mucha o cierta frecuencia. 

“El 45% de adolescentes y jóvenes declara que tuvieron contacto por primera vez con el porno alrededor de los 13 años”

Un dato realmente alarmante extraído de esta investigación es que muchos jóvenes suplen en cierta medida la falta de información y orientación sexual con el visionado de pornografía: 2 de cada 10 creen que es un recurso útil para su educación sexual; el 56,1% afirma que el porno le ayuda a conocer y comprender mejor el sexo o lo utiliza como fuente de inspiración. Las consecuencias negativas de que lo consuman son, por ejemplo, que el 37% dice que el porno provoca que se creen una imagen falsa sobre cómo es el sexo realmente; o que contribuye a generarles fantasías sexuales en las que se ejerce o se recibe violencia; además de que casi el 36% afirma que incita a mantener relaciones sin preservativo.

Asumir prácticas violentas como la realidad, uno de los peligros del consumo de porno

Estos datos indican que el consumo de pornografía afecta al desarrollo sexual adolescente e impacta en su forma de entender la sexualidad. Por otra parte, la tecnología ha hecho que esta sea más accesible, anónima e interactiva y se ha convertido en una pieza más del aprendizaje de la sexualidad adolescente, que afecta a su forma de relacionarse y puede derivar en conductas de riesgo o nocivas. 

Según Beatriz Martín Padura, directora general de Fad Juventud, “el peligro es que su sexualidad, que se forma a edades tempranas, asuma como normales comportamientos agresivos, violentos, de riesgo o degradantes para las mujeres. Si no empezamos a incorporar de forma más decidida la educación afectivo-sexual en la familia y en el currículo escolar les estamos dejando a merced del porno. Es fundamental que les acompañemos en el desarrollo de su sexualidad de forma clara, que puedan contar con referentes como fuente de información veraz y confiable, que no sea un tema tabú o incómodo que evitemos”.

¿Cómo afecta el consumo de porno a la vida de los menores? 

Hasta un 40% afirma que ver porno afecta negativamente a ámbitos importantes de sus vidas y alrededor de un 35% ha dejado de hacer cosas que le interesan por hacerlo (14,1% con frecuencia). El 30% reconoce que en algún momento ha tenido problemas con su entorno o se siente mal cuando no puede verlo. 

Además de que aproximadamente 1 de cada 3 jóvenes cree que la pornografía puede fomentar un menor uso del preservativo y generar fantasías sexuales en las que se ejerce o recibe violencia, para más del 30% hay relación entre el consumo del porno y presionar a otras personas para tener sexo o realizar determinadas  prácticas sexuales. 

Educación Sexual

De hecho, el 28,2% de adolescentes cree que hay un efecto explícito del porno en la reproducción de la violencia. Aproximadamente 1 de cada 3 afirma que es habitual encontrarse con: violencia física, machismo y misoginia o violaciones o abuso sexual. Pero, chicos y chicas tienen una visión muy diferente sobre la violencia contra las mujeres y la pornografía; ellas son más críticas y creen que hay mucha mayor vinculación entre porno y violencia. Según aumenta la edad lo hace también la concienciación en torno a la violencia sexual y la situación de discriminación sufrida por las mujeres en esta industria. 

‘Por no, porno’, una campaña para concienciar a los menores

Conscientes de las implicaciones negativas del consumo de pornografía desde edades tempranas, Fad Juventud lanzó en 2022 la campaña digital ‘Por no, porno’, dirigida a las familias para alertar sobre las graves consecuencias de esta práctica y recalcar la necesidad de la educación afectivo-sexual en el ámbito familiar. En la web de Fad hay contenidos formativos para que aprendan a abordar este tema y que las familias puedan acompañarles en su vida digital de forma segura. 

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