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En un extracto de su libro sobre cómo salvar la brecha entre la investigación y la práctica docente (What does it look like in the classrooom?, Carl Hendrick y Robin Macpherson nos describen seis técnicas clave para mejorar el aprendizaje en nuestras aulas.
La investigación sobre el aprendizaje revela que una gran parte de lo que sucede en el aula simplemente sobra. Hay muchas actividades inútiles que toman un tiempo valioso, tratando de demostrar que el alumnado progresa en lugar de hacer progresos. A menudo, estos enfoques no sólo tienen un impacto limitado en el aprendizaje de los estudiantes, sino que pueden tener un impacto enormemente perjudicial en la carga de trabajo y el bienestar de los docentes. Así que se trata menos de pasar horas haciendo esas cosas, y más tiempo en crear condiciones en las que los estudiantes puedan adquirir conocimientos duraderos que puedan ser aplicados en una variedad de situaciones. Los siguientes seis principios son una destilación de la investigación clave sobre lo que realmente importa en el aula.
- Revisar el aprendizaje anterior
Un elemento central de un aprendizaje eficaz es que el alumnado esté expuesto a nueva información varias veces. Para el gran investigador en educación Graham Nuthall, los estudiantes deben encontrar un nuevo concepto en al menos tres ocasiones distintas para aprenderlo correctamente. El comienzo de una clase es un lugar excelente para consolidar el aprendizaje previo y crear un sentido de continuidad, como señala Barak Rosenshine.
Los docentes debemos entender la importancia de la práctica, y comenzar nuestras clases con una revisión de cinco a ocho minutos del material previamente trabajado. Esto puede implicar revisar el vocabulario, las fórmulas, los eventos o los conceptos aprendidos anteriormente. Además proporcionan práctica adicional sobre los hechos y las habilidades que se necesitan para que el recuerdo se consolide.
2. Comprobar la comprensión
Esta es una estrategia que necesita que tengamos un conocimiento grande de nuestro alumnado, además de la comprensión de los conceptos erróneos más comunes. Varias técnicas pueden lograr esto, pero probablemente la herramienta más útil será el cuestionamiento abierto que, de manera crucial, nos informará de lo que debemos hacer a continuación. Dylan Wiliam sugiere que las «preguntas bisagra» son de gran utilidad aquí.
En primer lugar, no debería llevar más de dos minutos, e idealmente menos de un minuto, para que todos los estudiantes respondan a las preguntas; la idea es que la pregunta bisagra sea una comprobación rápida de la comprensión, más que un nuevo trabajo en sí mismo. Además, debe ser posible que el maestro vea e interprete las respuestas de la clase en 30 segundos. Algunas técnicas para realizarlo las podéis encontrar aquí.
3. Dar retroalimentación sobre el aprendizaje, no sobre el trabajo
Una vez que nos acostumbramos a comprobar regularmente la comprensión, estamos en condiciones de proporcionar una retroalimentación significativa. Pero corregir y retroalimentar no es lo mismo. Un aspecto clave es que la retroalimentación se da para mejorar al estudiante en lugar del trabajo, como señala el mismo Dylan Wiliam:
Demasiados profesores se centran en el propósito de la retroalimentación como un cambio o mejora del trabajo, mientras que el propósito principal de la retroalimentación debería ser mejorar al estudiante. Si la retroalimentación no está ayudando al estudiante a hacer una mejor tarea y un mejor trabajo la próxima vez que esté haciendo una tarea similar, entonces probablemente será ineficaz. Para los estudiantes, la retroalimentación debe ser más un espejo que un cuadro pintado.
4. Crear un clima positivo en el aula
La creación de un entorno en el que el aprendizaje no es sólo una aspiración, sino una expectativa, es la base de cualquier entorno de aprendizaje eficaz. Tom Bennett, director de ResearchED nos dice:
Diseñar y comunicar rutinas claras y concretas a la clase mucho antes de cualquier mal comportamiento minimizará el mal comportamiento, ya que el alumnado estará al tanto de las normas culturales del aula. reconducido con la suficiente frecuencia, puede crear caminos para un mejor comportamiento. En lugar de dejar las decisiones de comportamiento al azar, la mejor estrategia es que los profesores elaboren exactamente lo que se espera de sus alumnos desde el principio de la relación. Forjar relaciones fuertes en las que los estudiantes respeten no sólo la realidad del aula, sino también el privilegio de aprender, es posiblemente lo más importante que un maestro puede hacer para mejorar la enseñanza.
5. Ofrecer una orientación variada en función del punto de partida
Las limitaciones de la memoria de trabajo pueden ser particularmente problemáticas para los estudiantes. Si bien hay pruebas convincentes de que los estudiantes más expertos pueden trabajar de manera independiente, la gran mayoría necesitará una orientación cuidadosa para llegar a ese lugar, especialmente al encontrar nueva información.
Llevar a los estudiantes a un lugar donde puedan trabajar de forma independiente es un resultado muy deseado, pero quizás no sea el mejor vehículo para lograrlo. Proporcionar ejemplos prácticos y andamios a corto plazo es una parte vital para que los estudiantes tengan éxito a largo plazo.
6. Reducir la carga cognitiva
La teoría de la carga cognitiva ha sido descrita por Wiliam como «la cosa más importante que los profesores deben saber». Hay que reducir el nivel de información a una cantidad óptima, lo que evita sobrecargar o aburrir al alumnado, y es crucial para un aprendizaje eficaz. Una vez que los alumnos han construido esquemas de conocimiento que les permiten trabajar en problemas, sin exceder su ancho de banda cognitivo, entonces pueden trabajar de manera independiente. Sin ella, su trabajo podría ser en vano. Kirschner, Sweller y Clark explican:
Si el alumno no tiene conceptos o procedimientos relevantes en la memoria a largo plazo, lo único que debe hacer es buscar a ciegas posibles pasos para la solución… los principiantes pueden dedicarse a la resolución de problemas durante períodos prolongados y no aprender casi nada.
Por eso, una buena idea es presentar la nueva información en pequeños pasos, proporcionando ejemplos prácticos y ofreciendo imágenes y texto simultáneamente para que el alumno no intente recordar demasiado. Esto ayudará a crear las condiciones ideales para el aprendizaje de nuevos materiales.