El jefe de Servicio de Cardiología Pediátrica en el Hospital Universitario de La Paz (Madrid), Federico Gutiérrez Larraya, ahonda en una entrevista con EFEsalud en las arritmias que se manifiestan en edad pediátrica, sus causas y su abordaje terapéutico.
“El ritmo del corazón está sincronizado con el resto de sensores que tiene el organismo y con el cerebro. Está integrado en ese triángulo y responde a lo que lo que están diciendo esas otras partes de ese equipo”, señala el cardiólogo.
Cuando se pierde esa conexión y dependiendo de las circunstancias, surgen las arritmias. Éstas pueden presentarse en corazones de estructura anormal pero también normal.
Para arrojar más luz en torno a esta dolencia, Gutiérrez Larraya explica que el corazón está completamente formado en la semana siete de gestación. Y hasta que éste no se forma, no lo hace el cerebro que necesita una cantidad y tipo de sangre justos para desarrollarse, porque ambos están completamente integrados.
¿Por qué aparecen?
Las arritmias en los niños y adolescentes pueden aparecer por varios motivos. Uno de ellos es que hay ocasiones en los que “quedan vestigios de trayectos anómalos de la vida embrionaria que tenían que haber desaparecido y no desaparecen, permanecen y dan problemas”, sostiene el cardiólogo de La Paz.
En otras ocurren porque hay algunas células o un conjunto de ellas que adquieren unas capacidades de funcionamiento que no les corresponden. Son enfermedades del corazón porque éste se ha formado mal. Esto puede deberse, entre otros, a las cardiopatías familiares, en las que el peso genético hacen que el órgano funcione mal.
Y luego hay una tercera causa, y se da en aquellos niños que han sido intervenidos.
“Hay cardiopatías, un tercio de ellas, que las podemos resolver de forma contundente y ya está, para toda la vida. Y hay otras enfermedades bastante serias que van a necesitar más de una intervención. Y esos son muchos puntos, muchas suturas. En los sitios donde se han dejado cicatrices puede ser que el funcionamiento eléctrico de la zona donde están no sea normal y se produzcan arritmias”, señala el experto.
Cómo detectarlas
Las arritmias son difíciles de detectar por parte de las familias cuando el que las sufre es un bebé, ya que éste no puede expresarse. Los lactantes que las padecen pueden no responder a los estímulos, o tener un color más pálido de lo habitual. Y en las tomas, puede haber también signos de esta dolencia.
“Para tener una enfermedad tienes que tener lo que los ingleses llaman una doble patada, que es bastante expresivo, o sea, tienes que tener una circunstancia que predispone a que algo pase y un estímulo. Tú puedes tener una predisposición, pero hasta que no llegas a lo mejor a la adolescencia en el que hay cambios hormonales, muy marcados, que tienes esa segunda patada”, señala el doctor.
De lo menos agresivo a lo más invasivo
Es más fácil detectarlas en los niños más mayores aunque también hay que tener en cuenta que la arritmia es un término “muy genérico” y hay más de cien tipo con sus particularidades. Por eso saber el enfoque que el cardiólogo va a tener con el paciente, qué tipo es y qué las provoca “ya es un arte”. Y no siempre se consigue en una sola visita, con lo que hay que hacer pruebas diagnósticas.
“Vamos de lo menos agresivo a lo más invasivo”, apunta el cardiólogo. De esta forma, se empieza desde un electrocardiograma a un ecocardiograma. Se tiene en cuenta también el holter, así como pruebas de esfuerzo.
En ocasiones, hay que poner un holter implantable, en la misma zona que se pone el marcapasos, porque en ese paciente la arritmia ocurre cada cierto tiempo y es más difícil saber lo que está pasando en el corazón.
Y también hay electros a distancia, que son aparatos como tarjetas de crédito. Se trata de una herramienta “muy útil” porque cuando el paciente tiene algún síntoma hace un trazado y los datos se mandan al médico por bluetooth o wifi.
“Tenemos todo un armamento”, resume el cardiólogo de La Paz.
Y hay que saber el sustrato que tiene esas arritmias y qué tipo de paciente las padece para poder tratarlas porque “no es lo mismo, un paciente operado, pequeñito, que un paciente de doce años que hace deporte”.
El abordaje de la bradicardia
Por eso, el abordaje terapéutico depende del tipo de arritmia.
Aquellas en las que la frecuencia cardíaca es inapropiadamente baja, al paciente se le pone un marcapasos.
Hay que tener en cuenta que los niños van creciendo con lo que hay que estar vigilantes el trayecto de los cables del marcapasos, porque éstos se pueden ir quedando cortos. Y en el caso de la pila, dependiendo del uso que haga, se va a agotar y va a necesitar recambios. Y es que los niños tienen un metabolismo muy alto, con lo que van a consumir más pila.
El cardiólogo asegura que el marcapasos es una buena alternativa y a pesar de las incomodidades de hacer los cambios de cables y pila, los pacientes que lo llevan pueden llevar una vida normal.
Cómo tratar las taquicardias
¿Y cómo se tratan las arritmias rápidas, las llamadas taquicardias? Hay varias posibilidades. En este punto, Gutiérrez Larraya hace un inciso y señala que hay opción de prescribir fármacos, pero no es la opción que más gusta a los cardiólogos pediátricos.
“Los fármacos intentan optimizar que no ocurran las taquicardias, que el corazón no pierda el control que hace el sistema nervioso, pero a costa de aceptar todos latidos del día , entonces no es algo que nos guste, es una alternativa que utilizamos cuando no podemos recurrir a algo más definitivo,”, puntualiza.
Esto ocurre en los pacientes más pequeños, porque ir a una solución definitiva es más complicado.
Una de las soluciones para las taquicardias es el cateterismo, “entrar por las venas” y localizar exactamente dónde está ese circuito que le sobra al paciente y quitarlo. En este caso se usa de forma coloquial el término “quemar” pero no es lo que se hace exactamente.
Se usa un tipo de energía que puede ser frío o puede ser radiofrecuencia para modificar las características de los tejidos para que no tengan taquicardias.
“La eficacia de estos métodos está por encima del 90 %, pero no es del 100 %. Se permite llevar una vida muy buena. Quedan como si no hubiera ocurrido el problema”, asegura.
Los desfibriladores, otra opción
Otra de las opciones es el uso de los desfibriladores porque hay algunas arritmias que no se pueden abordan con cateterismo.
“Hay células que puntualmente se desorganizan, entonces, el músculo que aparentemente es normal porque no es distinto en cuanto a estructura, pero sí en cuanto a función, se dispara y puede conducir a que la persona fallezca”, agrega el experto.
En esas cardiopatías se coloca un desfibrilador en el corazón de forma permanente, dependiendo de la edad. Lo que hace es dar choques eléctricos al corazón.
“El papel que tiene el desarrollo tecnológico y la inteligencia artificial en el mundo cardiológico es impresionante. Tenemos algoritmos de funcionamiento del corazón arrítmicos que hacen que el marcapasos y el desfibrilador los interprete y de una descarga en el momento que debe”, detalla el experto de La Paz.
Gracias al desfibrilador, los pequeños pacientes pueden llevar una vida prácticamente normal.