El lado positivo de la vuelta a la rutina

Salud

A la vuelta de las vacaciones se suele hablar del síndrome post vacacional. Sin embargo, este es un trastorno de adaptación por lo que la clave reside en retomar la rutina de forma progresiva. Establecer hábitos no es solo una manera de ser eficientes sino que nos permite cuidar de nuestra salud y regular el descanso con un enfoque positivo.

El lado positivo de la vuelta a la rutina


Para volver a la rutina de manera saludable, se debe llevar a cabo progresivamente. EFE/ Eduardo Abad

Los beneficios de la rutina

El psicólogo Tomás Santa Cecilia nos explica el lado positivo de la vuelta de las vacaciones, especialmente cuando se incorporan hábitos saludables a la rutina.

Tanto el cuerpo como el cerebro necesitan desarrollo físico e intelectual. Las sociedades, nos explica el experto, han avanzado por enfrentarse a situaciones complejas y adaptarse a ellas.

Por lo tanto, es bueno tener ciertas actividades que impliquen un cierto desarrollo intelectual.

El ser humano necesita un equilibrio y una conciliación entre el ocio y la rutina, pues de esta manera puede satisfacer la demanda de objetivos, metas y retos. Así, el trabajo permite al ser humano desarrollarse intelectualmente, lo que es una fuente de satisfacción.

“Venimos de una rutina de ocio, de descanso y de disfrute. Cuando cambiamos una rutina mantenida en el tiempo el cuerpo se revela y pregunta ¿Qué está pasando? A pesar de que el cuerpo tiene una gran capacidad de adaptación, la mejor manera de volver a la rutina diaria es de forma progresiva”, indica el psicólogo.

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La vuelta de las vacaciones tiene beneficios como recuperar buenos hábitos. EFE/EPA/JUSTIN LANE

El estrés no siempre es malo

La vuelta de las vacaciones puede generar ansiedad ante situaciones relacionadas con el trabajo, la familia, la interacción social o cualquier otra situación de la cotidianeidad.

Muchos de estos contextos pueden generar estrés en el cuerpo. Sin embargo, no tiene por qué ser algo dañino, sino que se trata de una demanda corporal. Por eso, es importante diferenciar cuándo es negativo y cuándo es positivo.

El nivel de estrés ideal

El estrés se cuantifica en una escala del 0 a 10 cuyo umbral ideal es entre el cinco y el siete. Cuando el cuerpo se encuentra bajo cierta tensión, esta le permite llevar a cabo tareas complejas o manuales que implican concentración y actividad, además de conversaciones.

El nivel de estrés nocivo

Sin embargo, cuando los niveles se sitúan por debajo de 3, significa que el cuerpo no está en pleno rendimiento y se encuentra en distrés. Esto puede puede llegar a ser arriesgado porque una excesiva relajación podría provocar, por ejemplo, un accidente.

Por el contrario, un estrés entre 7 y 10 puntos significa un nivel de actividad donde el cuerpo está más enfocado a la tensión que a la competencia que se necesita desarrollar en el momento, por lo que se recomienda evitar las situaciones en las que nos exponemos a demasiada tensión, especialmente antes de dormir.

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El estrés se mide mediante una escala de 10 puntos. EFE/Sáshenka Gutiérrez.

Equilibrio y conciliación

Tomás Santa Cecilia recuerda que es importante mantener un equilibrio y conciliación entre los diferentes aspectos de la vida.

Ante el aumento de la exigencia de la rutina, enfocarse en retomar el ritmo de manera progresiva ya que el trabajo supone otro tipo de actividad que consume un gasto energético diferente.

El cuerpo necesita exponerse al estrés, pero la clave es que no sea de manera brusca e intensiva, pues eso puede llevar al síndrome del trabajador quemado o burnout.

“El ser humano necesita objetivos, necesita metas y retos. El trabajo nos permite muchas veces desarrollarnos intelectualmente y esto es una fuente de satisfacción”, explica el psicólogo.

No olvides descansar

Otro aspecto positivo de la vuelta a la rutina es el orden del sueño; el cuerpo humano necesita descansar, desconectar y estar relajado, necesidades para las cuales el mejor remedio es dormir.

“El 40 % de la población reconoce que no duerme bien y la falta de conciliación de sueño puede dar paso a problemas fisiológicos, gastrointestinales… es decir, trastornos musculoesqueléticos. En definitiva, nuestro cuerpo se va a revelar porque va a percibir este enfrentamiento día a día de una forma estresante y eso va a generar ansiedad y estrés nocivo”, apunta Tomás Santa Cecilia.

Calcula tu sueño

La mejor manera de implementar un buen descanso en la rutina es calcular el horario a partir de las horas de sueño, que van en función del biorritmo y la edad.

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Un buen mantenimiento de la cama y del dormitorio facilitan el buen descanso. EFE/Ismael Herrero

Para ello, el psicólogo recomienda establecer las horas de sueño que se necesitan (siete, por ejemplo) y hacer el cálculo hacia atrás desde la hora a la que te tienes que levantar (si te levantas a las ocho, tendrás que acostarte a la una).

Ritmos circadianos

De esta manera, el cuerpo poco a poco irá regulando sus ritmos circadianos, que son los que marcan los relojes biológicos como el sueño y la vigilia, los horarios de ir al baño, de la comida o del ciclo menstrual.

Para no romper estos ritmos, es vital no sacrificar las horas de descanso por la jornada laboral, compromisos sociales, familiares o las obligaciones deportivas autoimpuestas. El sueño es uno de los mecanismos de regeneración celular, y como tal, debe ser una prioridad en la vuelta a la rutina.

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