Río 2016 bajo amenaza ambiental

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Noti-RSE

Las aguas cariocas se ven con un color marrón que hace sonar las alarmas. El aire huele a huevo podrido y ríos, playas y lagunas de Río de Janeiro, que tendrán los ojos del mundo entero puestos sobre sí, muestra una cara «sucia» que, a días del inicio de los Juegos Olímpicos, no va a quedar limpia antes de agosto.

Las lavadoras, botellas y cauchos en las playas son parte de la suciedad acumulada. En el agua se ven  bolsas con basura, bacterias fecales, virus y desechos que dan dolor de cabeza, vómito y hasta hepatitis a quien «comparta» con estos agentes contaminantes por cierto tiempo.

La Bahía de Guanabara y la Laguna Rodrigo Freitas están contaminadas y no tienen cura a medio plazo; y expertos aseguran que se necesita una alta inversión para ser saneada. Por su parte, las autoridades dicen que no es para alarmarse. Ni los deportistas olímpicos, ni turistas ni habitantes de las zonas corren peligro.

¿Tiene solución?

El biólogo Mario Moscatelli alega que no hay que preocuparse por estas aguas, sino en las áreas más cercanas a las instalaciones que conforman el Parque Olímpico. De no tomarse cartas en el asunto, el riesgo es alto para los bañistas pero que podrían sanearse estos espacios en “cuatro o cinco años”.

La zona de Jacarepaguá (conocida por su paisaje natural), próxima al recinto olímpico, está “en proceso terminal”, asegura Moscatelli, porque hospeda una gran cantidad de aguas residuales tras años de vertidos descontrolados. Hechos de este tipo ya tienen antecedentes. Durante una evento del mundial de surf, varios competidores sufrieron diarrea por las aguas contaminadas, y ya no era la primera vez que pasaba. Ha sido reincidente en la ciudad. Moscatelli asegura que “existe la probabilidad, nadie puede decir que no exista, de que este tipo de situación se dé durante los Juegos”.