Recomiendo leer:
Traducido y adaptado del blog de Tom Sherrington: https://teacherhead.com/2023/06/09/first-principles-of-teaching-and-learning/ con permiso del autor
Os invito a leer esta entrada hasta el final. Supone un marco para aunar principios de la evaluación formativa, principios de Rosenshine y muchos otros elementos en los que diversas perspectivas pueden llegar a ponerse de acuerdo.
Un tema recurrentes el blog y en las formaciones en las que participo es explorar lo que significa estar «informado sobre las evidencias» en la enseñanza. El autor de este imprescindible blog, Tom Sherrington, ha llegado a la conclusión de que es problemático hacer demasiado hincapié en que los profesores debemos leer numerosos estudios y trabajos de investigación o buscar pruebas de la eficacia de técnicas específicas. En la práctica, dado que son tantas las variables que entran en juego de un contexto a otro, es mejor centrarse en algunas ideas fundamentales que luego sirvan de base a una amplia gama de posibles técnicas. Jade Pearce también ha explorado este campo en entradas del blog como esta, al igual que Andrew Whitworth, con hilos de Twitter con resúmenes excelentes.
Por supuesto, hay mucha gente que ya lo ha intentado antes. Está el Great Teaching Toolkit, el modelo Making Every Lesson Count (lo tienes en el blog, ver aquí), el poderoso MARGE de Shimamura (también en el blog aquí) y, por supuesto, los principios de instrucción de Rosenshine (en el blog de Efecto Mcguffin aquí).
A pesar de todos estos intentos de crear claridad y simplicidad a partir de una gran complejidad inherente, a menudo Tom tiene la sensación (correcta, a mi juicio) de que todavía hay demasiadas cosas que no se pueden entender cuando los docentes estamos inmersos en el meollo de las clases. Se ha estado preguntando hasta qué punto sería útil o sensato reducir el número de fundamentos a un pequeño número básico de principios y, a continuación, cuáles podrían ser éstos para mí. Este entrada del blog es el intento de Tom por sintetizarlo.
Para empezar, ayuda tener algunos conceptos en juego para que las ideas puedan aplicarse a múltiples situaciones. Cualquier cosa sencilla tiene que tener el potencial para que cualquier profesor la utilice como trampolín, elaborando y extrapolando a su contexto. Por ejemplo:
Aprendizaje = adquisición de conocimientos en todas sus formas, incluido el conocimiento experiencial, el conocimiento físico/procedimental y el conocimiento factual, almacenados de forma que se pueda acceder a ellos y aplicarlos cuando sea necesario una vez transcurrido el tiempo.
Esquema = conceptualización de la red de conocimientos interconectados relacionados con un ámbito concreto, incluido el saber cómo explicar las cosas y cómo hacerlas.
A continuación, para Tom es esencial centrarse en el reto central de la enseñanza en clase, que consiste en ayudar a varios alumnos a aprender simultáneamente; no sólo a algunos, o a la mayoría, sino a TODOS. Este reto lleva implícita la necesidad de que TODOS los alumnos adquieran un significado, como muy bien explica Sarah Cottingham aquí. Con este imperativo como motor clave:
El profesorado debe enseñar para que TODOS los alumnos puedan y hagan estas cosas:
- Pensar: pensar es un elemento de todo lo que sigue… y todos deben participar, con cierto grado de responsabilidad.
- Comprometerse: deben participar activamente en el proceso de aprendizaje, con el nivel de motivación y atención focalizada que se requiera. Los docentes debemos tratar de optimizar la carga cognitiva, gestionando la transitoriedad y la complejidad de los elementos del material,
activar los conocimientos previos, recuperando y consolidando los necesarios para el aprendizaje posterior. - Crear nuevos significados dentro de sus propios esquemas, codificando ideas y relacionándolas con los conocimientos existentes, todo lo cual adopta diversas formas específicas de cada asignatura.
- Adquirir fluidez mediante la consolidación, el ensayo y la práctica de la evocación.
- Adquirir conocimientos de múltiples maneras para poder aplicarlos con flexibilidad a situaciones nuevas.
- Explicitar el alcance de su aprendizaje, comprobando su comprensión para permitirse a sí mismos y al docente evaluar el éxito del proceso de aprendizaje
- Participar en circuitos de retroalimentación que identifiquen áreas para reforzar y ampliar los esquemas y que apoyen el proceso de refuerzo.
En resumen:
pensar
captar la atención
activar
creación de significado
fluidez
aplicar
comprobación
ampliar
Sin embargo, ahora volvemos a enumerar demasiados elementos. No cumple su función de proporcionar indicaciones siempre presentes. Tom quería algo más sencillo, por ejemplo, tres ideas básicas, tres cosas que comprobar:

Creo que la enseñanza receptiva (puedes leer sobre ella aquí) es un concepto sólido a partir del cual se puede elaborar. Es el marco más amplio para cualquier escenario de enseñanza, integrando todas estas partes:
- Aportaciones didácticas: explicaciones, modelos, ejemplos,
- Obtención de evidencias: el gran énfasis de Dylan Wiliam, averiguar en qué punto de su aprendizaje se encuentran los alumnos mediante diversos procesos de comprobación.
- Bucles de feedback adaptativo: la idea de que profesores y alumnos se adaptan en respuesta a la información que reciben de las pruebas obtenidas, para seguir avanzando.
Dentro de la Enseñanza Receptiva se asientan los tres elementos. La idea es que los docentes podamos preguntarnos y comprobar continuamente:
¿Están todos pensando? – centrando su atención en el material, activando sus conocimientos previos relacionados e intentando basarse en ellos.
¿Todo el mundo construye significado? – dando sentido a las ideas por sí mismos, pasando de lo que sabían antes a un lugar en el que sus esquemas son más seguros, profundos y amplios.
¿Están todos practicando? – consolidando los nuevos y tenues conocimientos en algo más seguro, con cierto grado de confianza y fluidez y la capacidad de aplicar los conocimientos con flexibilidad.
Y, por último, está el gran TODO. Todo lo que hacemos tiene que aplicarse a todo el mundo. No podemos esperar que la gente aprenda por el mero hecho de estar presentes: tenemos que implicarlos a todos sistemáticamente y comprobar que todos aprenden. (Otra forma de enmarcar esto es comprobar si alguien no está pensando, etc.).
Una vez planteadas estas tres preguntas, el reto consiste en poner en práctica los métodos necesarios para llevarlas a cabo y averiguar si tenemos éxito.
Para asegurarme de que todo el mundo piensa, tengo que plantear preguntas y tareas que obliguen a todo el mundo a pensar; tengo que crear una cultura con cierta responsabilidad, de modo que todos los estudiantes estén motivados para pensar, por ejemplo, en caso de que se les pregunte, como en esta estrategia. Tengo que controlar la clase y asegurarme de que todos y cada uno de los alumnos se sientan conectados a los diálogos, escuchando y dispuestos a responder.
Para saber si todo el mundo está construyendo significado, tengo que averiguar qué significado están adquiriendo mediante preguntas, tareas y pruebas que les permitan expresar el significado que han entendido. Tengo que escuchar a los alumnos, obtener pruebas que transmitan toda la información que pueda manejar sobre el sentido que dan al material. No puedo limitarme a repetirles las cosas una y otra vez; necesito ver o escuchar lo que han entendido, y ellos tienen que verlo o escucharlo por sí mismos.
Para saber si todos están practicando, tengo que plantearles tareas que les ayuden a practicar y luego comprobar que pueden utilizar sus conocimientos -decir las palabras, realizar la destreza, aplicar los hechos- por sí mismos.
Y eso es todo. Enseñanza receptiva para que TODOS los alumnos piensen, entiendan y practiquen.
Y tres sugerencias para planificar y comprobar:
¿Todos piensan?
¿Todos le dan sentido a lo que aprenden?
¿Todos practican?
