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Su invento nace en querer escuchar por medio de en un grabador, colocado en el dorso de DJI Phantom 2 quadcopter. Con esta idea, el profesor de estudios ambientales de Gettysburg College, Andrew Wilson y dos estudiantes de pregrado estudiaron aves, mostrando sus resultados a la revista The Auk: Ornithological Advances. El estudio «La viabilidad de estudiar pájaros cantores usando vehículos aéreos no tripulados«, encontró que pájaros cantores, usando el dron, eran comparables a conteos para la mayoría de las especies.
¿Por qué un dron?
Los autores del estudio dijeron que «debido a que las grabaciones de aves en general se hacen muy cerca del suelo, pueden estar limitadas por la accesibilidad del sitio y los problemas logísticos de atravesar terrenos difíciles». Sin embargo, los audios en el aire tienen gran alcance y pueden llegar a sitios normalmente desconocidos usando métodos terrestres. En pocas palabras, «se puede cubrir mucho más terreno con un dron y llevar los micrófonos a determinadas áreas de difícil acceso. El único inconveniente que tiene el uso de este tipo de aparatos para estudiar las canciones de las aves es el ruido».
«El ruido excesivo del dron es un obstáculo importante para el uso de estos aparatos para el monitoreo bioacústico, pero confiamos en que las innovaciones tecnológicas logren reducir el ruido del UAV, lo que será significativamente positivo” sostiene Wilson.
La conclusión que saca a través de su particular experimento fue que «el monitoreo bioacústico basado en el empleo de drones es muy prometedor y se insta a otros investigadores a considerar la experimentación adicional para refinar las técnicas y aportar sus ideas».
Su idea principal fue crear un sistema aéreo, barato, que investigadores tomasen en cuenta como una ventana que abrirá, con oportunidades limitadas de financiamiento, estudios a otras especies.