SLL: ¿la tabla de salvación del mercado de financiación ligada a la sostenibilidad?

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Aunque el mercado de instrumentos financieros vinculados a la sostenibilidad ha mostrado señales de debilitamiento en los últimos años, los Préstamos Vinculados a la Sostenibilidad (SLL) destacan como una herramienta resistente dentro de este entorno. A pesar de la caída en la emisión de bonos sostenibles, los SLL continúan ganando terreno debido a su flexibilidad, el impulso regulatorio y su capacidad de personalización, lo que los convierte en una opción sólida para las empresas que buscan avanzar en sus compromisos con la sostenibilidad.

SLL: ¿la tabla de salvación del mercado de financiación ligada a la sostenibilidad?

El mercado de instrumentos de financiación vinculados a la sostenibilidad está en declive, pero podría verse reforzado por la resistencia de los Préstamos Vinculados a la Sostenibilidad (SLL).

En 2021, la Asociación Internacional de Mercados de Capitales (ICMA, por sus siglas en inglés) lanzó los Principios de Bonos Vinculados a la Sostenibilidad (SLBP, por sus siglas en inglés), que proporcionan directrices para vincular las características financieras de los bonos a la consecución de objetivos relacionados con la ESG. Simultáneamente, el Banco Central Europeo (BCE) empezó a aceptar los  Bonos Vinculados a la Sostenibilidad (SLB) como garantía para su programa de compra de activos 1,2. Ese mismo año, la emisión de SLB alcanzó un máximo de 97.000 millones de dólares (el 9,0% del total de emisiones de bonos etiquetados en 2021), lo que puso de relieve la participación de las empresas en el mercado de renta fija etiquetada, independientemente del tamaño de su reserva de activos verdes y/o sociales previamente identificados. Sin embargo, desde entonces, hemos observado un descenso en la popularidad del instrumento, con sólo 66.000 millones de dólares en emisiones en 2023 (6,7% del total de emisiones de bonos etiquetados)3. Paralelamente, a pesar de un descenso en el volumen (-34% interanual en el 1S 24, situándose en 275.000 millones de dólares), el mercado de SLL se muestra robusto y, desde 2019, representa la mayor parte de los préstamos etiquetados (c. 75% del mercado total de préstamos etiquetados en el primer semestre de 2024)4.

A pesar de la ralentización del volumen durante el pasado año, debido principalmente al aumento de los tipos de interés y a la percepción de riesgos para la reputación, los SLL han demostrado ser más resistentes que los SLB por múltiples razones.

El imperativo histórico de descarbonizar las carteras de préstamos es sin duda un motor clave del crecimiento del mercado de deuda vinculada a la sostenibilidad en el sector bancario. El impulso inicial vino del lado regulador en 2020, cuando el BCE exigió a los bancos que incorporaran los riesgos relacionados con el clima en los marcos de gestión de riesgos y pruebas de resistencia5. El Banco de Inglaterra, a través de su Autoridad de Regulación Prudencial, también ejerció una presión regulatoria significativa sobre los bancos cuando, en 2019, emitió su Declaración de Supervisión, la cual estableció expectativas para que desarrollen planes sólidos para abordar el riesgo financiero relacionado con el clima6.

Aunque un reciente estudio del BCE indica que los bancos de la eurozona han empezado a incluir el riesgo climático en sus políticas de préstamo7, varias partes interesadas han observado que la integración del riesgo de transición climática se ha centrado históricamente en la información y los compromisos (por ejemplo, un mapa de calor para clasificar la materialidad del riesgo de transición, las emisiones financiadas y los objetivos asociados) y que, en general, los bancos han tenido dificultades para integrar a fondo estos riesgos en los procesos de toma de decisiones8.

Por eso, más allá del impulso normativo inicial (y en curso), hay que subrayar el papel de iniciativas como la Alianza Financiera de Glasgow para las Emisiones Netas Cero (GFANZ)9, iniciada por la ONU, y su subgrupo Alianza Bancaria para las Emisiones Netas Cero (NZBA)10 en la creación de un mercado de SLL resistente. Por ejemplo, los miembros de la NZBA se comprometen a alinear sus carteras de préstamos e inversiones con las emisiones netas cero para 2050 y también se les exige que fijen objetivos para 2030 o antes en un plazo de 18 meses desde su adhesión. Además, los miembros se comprometen a divulgar informes anuales que midan el progreso en relación con las estrategias de transición aprobadas por el consejo, incluidas las políticas y acciones sectoriales relacionadas con el clima11.

Aunque en ocasiones los inversores carecen de acceso a información suficientemente exhaustiva sobre la forma en que los bancos abordan concretamente los riesgos de la transición climática en sus carteras de préstamos, está aumentando la concienciación sobre la forma en que las SLL pueden contribuir positivamente a reducir la exposición del sector bancario a los riesgos de la transición climática.

Otra razón por la que el declive de los SLL ha sido menos pronunciado que el de los SLB es que los SLL suelen estar sindicados por un número limitado de bancos, con la experiencia y los conocimientos técnicos necesarios. La estrecha colaboración entre el prestatario y el prestamista permite una comprensión detallada de las necesidades y objetivos sostenibles, lo que inevitablemente facilita la estructuración del préstamo y, más concretamente, la fijación de Indicadores Clave de Rendimiento (KPI) y Objetivos de Rendimiento Sostenible (SPT), que están estrechamente alineados con la estrategia de sostenibilidad única del prestatario. La interacción frecuente entre los prestatarios y los prestamistas facilita el seguimiento y los ajustes de los objetivos y los debates en torno a ellos. También facilita el acuerdo sobre el resultado económico (por ejemplo, ajustes de cupones o pagos únicos en función de si se cumplen los SPT predefinidos). En cambio, el mercado de bonos implica a un grupo mucho mayor y más diverso de partes interesadas, lo que hace que esta personalización y el compromiso continuo sean más desafiantes. Por ello, el mercado de préstamos puede dar cabida a KPI más complejos y numerosos, mientras que el mercado de bonos tiende a favorecer los más sencillos12.

Por último, pero no por ello menos importante, a diferencia de los SLB, el mercado de los SLL ha florecido dada la adaptabilidad de los instrumentos a las necesidades de empresas de diversos tamaños, incluidas las pequeñas y medianas. Además, los bancos disponían de estructuras para otros tipos de préstamos sindicados, que podían adaptarse a los SLL13.

 

Océane Balbinot-Viale y Armand Satchian, analistas de ESG de Crédit Mutuel Asset Management

 

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