El sol, el cloro o la sal pueden pasar factura al rostro, por eso es importante mantener una buena rutina facial en verano. La hidratación, la vitamina C y, sobre todo, la protección son los mejores aliados para lucir en la época estival nuestra mejor cara.
Puede haber dudas en torno a qué productos se pueden utilizar y cuáles no, o si hay tratamientos desaconsejados. Por eso, desde EFEsalud, las resolvemos y damos los consejos para seguir una buena rutina facial en verano.
“Será fundamental la fotoprotección. Siempre escogiendo factor de protección 50 de amplio espectro, es decir, también para radiación ultravioleta A, visible e infrarrojo”, señala a EFEsalud la doctora Mayte Truchuelo, dermatóloga del grupo español de dermatología estética y terapéutica (Gedet) de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV).
Pero no basta solo con proteger la piel del rostro porque si el sol incide en otras partes del cuerpo sin protección pueden empeorar manchas faciales, advierte Truchuelo. Por eso, además de la fotoprotección, es importante cubrirse con gorras, gorros o pamelas, así como con ropa con protección solar.
Agentes que deshidratan
La sal del agua del mar y el cloro de las piscinas, la arena o el sudor pueden suponer agresiones químicas para la piel. Si hay un exceso de exposición a ellos puede desencadenar, en pieles más predispuestas, una alteración de la barrera cutánea que se traduce en un aumento de la deshidratación, pérdida de brillo y luminosidad, entre otros.
“Paradójicamente el exceso de contacto con agua, como es el baño en el mar o piscina, también favorece la pérdida transepidérmica de agua y con ello la deshidratación de la piel”, resalta la dermatóloga del Gedet.
Vitamina C e hidratación
En este sentido, y ante estas “agresiones a la piel”, en verano es importante mantener una buena rutina facial de hidratación y de tratamientos antimanchas.
Más concretamente, una buena rutina pasa por usar por la mañana un sérum de vitamina C y, a continuación, algún sérum ligero hidratante, ya que la textura es más fácil y agradable de usar en estos meses, a diferencia del invierno, que suelen ser cremas más densas.
“La vitamina C es ideal para el verano, se recomienda aplicar por las mañanas ya que es un excelente antioxidante y previene la aparición de manchas. Ayuda así a mantener la luminosidad y el tono de piel unificado”, subraya Truchuelo.
Sin olvidar la fotoprotección, que hay que aplicar en suficiente cantidad y volver a hacerlo cada tres o cuatro horas.
Por la noche, la dermatóloga del Gedet recomienda seguir con los renovadores epidérmicos, como el retinol o el ácido glicólico, ajustando la concentración y la frecuencia de uso.
“Las brumas con fotoproteccion por ejemplo son muy cómodas para mantener piel hidratada. Además, lo combinaremos con alguna crema nutritiva que tenga factores de crecimiento o estimuladores dérmicos”, afirma.
Entonces ¿retinol en verano?
Y es que el retinol sí se puede usar en verano, no hay que eliminarlo de la rutina facial. Aunque con precauciones, porque hay que observar la piel por si está irritada.
“No empezaremos rutinas de retinol de alta concentración en pleno mes de verano, sino que lo que haremos es disminuir las concentraciones del retinol que venimos usando a lo largo del año. Si es una piel que no ha usado antes, empezaremos con concentraciones suaves, espaciadas en el tiempo”, explica la experta.
Hay que estar pendiente de cómo responde la piel, ya que si se enrojece o se pela, hay que espaciar más la aplicación o, incluso, posponerla hasta después del verano.
Y en pieles que ya están “entrenadas” con el retinol se disminuye la concentración y no hay ningún problema.
“Es más, el retinol tiene una acción de inhibición de la tirosinasa y con ello previene también la aparición de manchas. En definitiva el riesgo está solo cuando hay una irritación y un pelado y tras ello nos exponemos al sol”, abunda la dermatóloga.
Es en ese caso cuando se podrían desencadenar “pigmentaciones posinflamatorias”, es decir, manchas después de una inflamación.
“Pero si no hay inflamación porque ya se tolera bien, no hay ningún problema, es más es beneficioso”, incide.
Tratamientos desaconsejados
Hay tratamientos que sí están desaconsejados en verano y son los que suelen ser más agresivos porque una exposición solar tras éstos o realizarlos en pieles bronceadas podrían favorecer las manchas en las zonas tratadas.
Se trata de los tratamientos que dejan costras o heridas controladas como pueden ser los láseres ablativos y los peelings más profundos.
Los más superficiales, es decir, aquellos que eliminan solo la capa de la córnea de la piel -la parte más superficial-, al no afectar a la epidermis baja o a la unión dermoepidérmica, las complicaciones son mínimas y se podrían hacer en verano, especialmente en pieles ya tratadas y preparadas para ello.
“Recomendaremos siempre una fotoprotección solar estricta”, insiste la experta.
Entre los activos que deberían contener estos peeling que no están desaconsejados estarían el ácido ferulico, el ácido láctico, el salicílico -este en concreto previene el riesgo de hiperpigmentación- o incluso el ácido glicólico a baja concentración.
La rutina facial tras el verano: bienvenido el peeling
Y como todo lo bueno tiende a acabarse, el verano tiene fin.
Después de la época estival, la piel presenta un engrosaminto de la capa córnea para defenderse de la exposición solar y de esas agresiones químicas de la sal, el cloro, la arena o el sudor.
Por eso es ideal, precisamente, un tratamiento como pueden ser los peelings para afinar esa capa y que la piel “se vea con más brillo y más luminosidad”.
Además, estos tratamientos ayudan a unificar tono y aclarar las manchas que puedan haber salido.
“También un tratamiento muy bueno después del verano es el plasma rico en plaquetas para favorecer la hidratación y tensado de la piel. Otra alternativa pueden ser los polinucleótidos combinados con ácido hialurónico que van a potenciar un tensado e hidratación de la piel”, añade la dermatóloga de la AEDV